¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

sábado, 22 de enero de 2011

Música



La música es algo apasionante. Cada persona tiene una serie de canciones preferidas y, dependiendo de la persona, son capaces de escuchar la misma canción durante horas, o de enfadarse en cuanto se repite el mismo ritmo. Todos tenemos unos autores preferidos que cantan o componen unas leras distintas. Algunos mas lentos y algunos más rápidos. Pero la música, como la vida, y una multitud de cosas más, es efímera.

Mi antigua relación se ha unido a esa regla de la vida en lo que todo se termina ya que los gritos del pasado se han convertido en ecos en el presente. Antes tenía su nombre en la punta de la lengua, acuchillándome a cada segundo que pasaba, ahora simplemente aparece de vez en cuando, cubierto de una losa de granito difícil de remover y que hace que hasta se me trabe la lengua al decir su nombre, como algo incomodo.

He decidido que en esto de vivir algo efímero somos nosotros los que determinamos cuando ponerle fina una cosa y, que con nuestra determinación, somos los responsables de que sea algo factible.

Llevo una semana sin llorar, una semana sin dolor, haciendo que mi mente se ocupe en otros asuntos bastante más entretenidos y lo mejor de todo, llevo unos días sin poder parar de escuchar dos canciones totalmente distintas que parece han marcado metafóricamente mi evolución. A principios de semana Jason Walker con “Down” dominó mi rutina diaria, con sus notas tristes, su letra tranquila, su desolación silenciosa. Sin embargo, según llegábamos a mitad de la semana surgió Roxette, con su nuevo single “She's Got Nothing on (But The Radio)”, con su excéntricidad, su ritmo acelerado y esa alegría que me recorre los huesos cuando la oigo.

En eso se ha basado esta semana, en una línea que ha ido ascendiendo según avanzaban los días. El caso es que, como la semana anterior no hay novedades en cuanto al entorno personal actual. Solo hay multitud de ventanas abiertas, algunas más que otras, desde las cuales poco a poco están empezando a sonar melodías distintas. Son como sirenas, llamándome. El caso es que creo que soy un poco teniente, por que me he cansado de falsos sonetos y, pese a que el sonido que proviene de alguna de ellas es realmente hermoso, conmovedor, y lleno de lujuria, no puedo olvidarme de mantener los pies en la tierra. A partir de aquí ya nadie juega conmigo, se trata de empezar a vivir tranquilo, mantener los pies en la tierra un tiempo hasta que, cuando realmente me vea capaz de ello otra vez, alzar el vuelo como meses atrás prometí y conseguir volar tranquilo, mientras el viento me tararea su canción. ¿Alguien volará conmigo? No lo se. Quizás no lo necesite y estemos solo el viento y yo.

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