¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

martes, 5 de octubre de 2010

Llaman.


Es tarde, muy tarde, una hora de esas intempestivas. Llaman a la puerta y tú, instintivamente, gritas. Tu primera reacción es gritar por qué no te lo esperas. Es tarde, de verdad, y la oscuridad predomina en la escena, en tú escena. Intentas ver alrededor, intentar recordar dónde estaba la puerta a la que han llamado, la puerta que quieres abrir.

Estas aterrorizado, la congoja atenaza tu cuello, te falla la respiración. Intentas coger aire y no puedes, cuentas: Uno, dos, tres. Cuentas hasta tres, tres veces. Tu respiración se normaliza. Pero sigue esa oscuridad.

Sales al pasillo, pensando si era a la derecha o a la izquierda. Vuelven a llamar. Tu corazón palpita desenfrenado. Tragas saliva. Aún el miedo agarrota tus extremidades. Miras hacia el frente y ves una luz. Una luz que rompe tu oscuridad, que la atraviesa sin ningún miramiento, sin la mínima señal de respeto. Tu confianza aumenta.

Caminas hacia ella y ves la puerta, la tocas, sientes su fino tacto atrayente, su dulce complexión. Te da miedo, la confianza da asco y esa puerta promete demasiado. Sin embargo está la luz, esa luz que, casualmente, se inclina buscándote, desentrañando tu pecho, deteniéndose en tu corazón. Estas acojonado. Alzas la mano hasta rozar el pomo de la puerta, lo acaricias, lo sientes, está frío, sientes como en invierno, cuando deseas llegar a tu casa y entrar para recibir a brazos abiertos el calor ficticio de la calefacción. Recuperas tu confianza. Inhalas aire y lo guardas, te creces, sintiendo que es lo que tienes que hacer, lo que debes hacer, aun que es tarde, aun que tienes miedo. No lo piensas más.

Giras el pomo…

1 comentario:

Anónimo dijo...

... tantas cosas que uno siente cuando llaman a la puerta ... quiza felicidad? o ... temor? ... pero generalmente al final, descubres que ese sentimiento se transforma en otro ...

muy buena forma de ver que algo tan comun, pueda ponerte a analizar cada instante que uno, por naturaleza, esta acostumbrado. me gusto. saludos