Mi vida está en un momento
extraño. Al parecer a mis veintidós años he llegado a crear una inaudita
capacidad para vivir en lo anómalo. Ya sabéis lo que se dice, que realmente lo
monótono aburre, sin embargo lo turbulento no se queda atrás, no por que
aburra, al contrario pues nunca sabes que vas a encontrarte ese día, sin
embargo asusta. No porque de miedo, si no por que llega un punto de que no eres
capaz de prever nada de lo que vendrá a continuación.
Actualmente estoy en ese punto.
Todas las experiencias que he tenido, demasiadas si realmente os interesa mi
opinión no objetiva al respecto, me han llevado a este punto. Es un momento
extraño de mi vida en el cual me doy cuenta de que he dejado a mi espalda
valores no muy correctos con los que parecía que iba a tener que cargar el
resto de mi existencia y, gracias a lo aprendido, he encontrado una nueva forma
de afrontar las cosas.
La gente viene y va, como muchas
veces he comentado, pensaba que era algo temporal pero no, me he dado cuenta de
que todo el mundo tiene esa manía de en algún punto desaparecer. Las razones
pueden ser diversas y no voy a analizarlas aquí y ahora, que estudio
comunicación, no psicología, así que las explicaciones se las dejo a otro.
Una cosa que me ha quedado claro
de todo ese mundo que está en constante cambio y que principalmente lo compone
la gente de nuestro entorno es que en cualquier momento puede resquebrajarse.
Aquellas personas a las que considerábamos amigos pueden alejarse de nuestras
vidas con la misma facilidad con la que aparecieron. La lección que saco de
esto es muy sencilla, todo viene y va, de hecho nosotros mismos antes o después
pasaremos a ser esos individuos que vienen y van, yo lo he sido multitud de
veces. Es por eso por lo que no hay que tener en cuenta las acciones, con lo
que debemos quedarnos es con las lecciones que hemos aprendido de esas personas
antes de que se alejaran.
Lo que somos y en qué nos
convertiremos se basa principalmente en lo que nos enseñan, empezamos a ser
enseñados por nuestra familia y terminamos evolucionando por la gente que está
en nuestro entorno. Desmitificaré en este punto eso de que la familia no la eliges.
Realmente y teniendo en cuenta los lazos sanguíneos no lo haces pero, siempre
hay un pero, si es cierto que siempre tendrás más afinidad con ciertas personas
que no tendrás con otras y las que mantienes más cerca, esas, son tu verdadera
familia, de la que puedes estar orgulloso de formar parte de tu mundo, de tu
experiencia y de tus lecciones.
Con los amigos sucede algo
similar. Cuando alguien se va hay que aceptarlo de la forma más madura posible.
No puedes obligar a nadie a quedarse en tu vida por lo que en el momento en el
que eso sucede es cuando tenemos que detenernos y darnos cuenta de que tuvimos
un error de semántica. No eran amigos, esa no era la palabra. Eran conocidos.
Gente que pasa por tu vida, te enseña algo y se marcha por que, aun que no nos
guste reconocerlo, cada individuo que transita nuestra vida en menor o mayor
grado nos enseña algo.
Es por ello que a los amigos de
verdad tenemos que cuidarlos. Quizás nos equivoquemos en algún punto de nuevo y
alguien a quien consideramos amigo se marcha, pero mirad como son las cosas. A
los conocidos que han ido, van, siguen viniendo y siguen marchándose no los
puedo ni enumerar sin embargo, a mis amigos, amigos de verdad que con el paso
del tiempo siguen ahí y los cuales no se molestarán cuando les llames a las
tantas de la madrugada para dramatizar lo que te acaba de pasar… Bueno, a esos
los cuento con los dedos de una mano y me sobran dedos.
La gente va y viene y no tenemos
que tomárnoslo a mal cuando sucede, simplemente tenemos que avanzar. Aparecerá
más gente, aparecerán más conocidos y, con suerte, entre ellos pueda aparecer
un amigo de verdad y, si no, siempre nos quedarán esos que ya tenemos a nuestro lado.
1 comentario:
q bonito q bien expresado y q raozn tienes jo pensaba q ahbia prdido el nelace y veo q no jajaja asi q ya me tendras por aqui de vex en cuando leyendote y comentandote
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