¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

miércoles, 13 de octubre de 2010

Miedo y esperanza



Abro la puerta y te veo a través de la luz cegadora. Sonrío tímidamente y mi mundo se desmorona con sus múltiples capas de drama a la espalda.

Miedo. La coraza tenía un cerrojo, quien iba a pensarlo y tú, para mi suerte o desgracia, has encontrado la llave. llave que me hace frágil, que me hace ser yo, sin aditivos baratos, sin conservantes caros, simplemente yo. Con todo esto me aterrorizo. Soy frágil. Puedes hacerme daño y lo sabes y, al igual que tú puedes, yo puedo hacerme daño a mí mismo. Temo sentir demasiado rápido, entregarme de forma inútil, perder el tiempo, que me engañes. Tengo miedo de que no estés ahí, de que te canses de mí, de que me quieras olvidar, que un Romeo se cruce en tu camino y me abandones, que te arrepientas, que te avergüence, que me dejes desolado. Miedo. Y el miedo duele. Me duele no poder ver esa sonrisa pícara al despertarme en un día lluvioso, no saber qué estarás detrás de la puerta esperando que la cruce para besarte, no poder mirarte mientras te fumas un simple cigarro aun que no hablemos. Me duele que no estés a mi alcance. Me duele no poder parar de pensar en ti en todo momento.

Sin embargo el miedo y el dolor se acoplan para aterrorizarme, hacerme ver lo peor, y ahí apareces tú, con la llave de mi coraza en una mano y una caja de herramientas para arreglarme en la otra.

Esperanza. Eso es lo que traes contigo. La esperanza de ser feliz, de ver tus ojos deslumbrándome, de sentir tu calor en un abrazo eterno, de fundirnos en uno. La esperanza de sentirme completo, de que siempre estés ahí esperándome, de que te quedes embobado mirando las carantoñas que hago. El sentimiento mutuo de afecto, la esperanza de jamás separarnos. Pero la esperanza trae la incertidumbre. La incertidumbre de cuánto durará, de si es pasajero o no, de si lo que empiezo a sentir es amor o una mera ilusión y, con todo esto, vuelve el miedo, creando una espiral eterna, un énfasis de sentimientos inconexos que me hace temblar y agitarme.

A la mierda. Pensar es malo, se que ahora te quiero, te necesito a mi lado y como no te tengo no paro de pensar en ti, que no te cambio por nada ni nadie. ¿Mañana? Dios dirá, que yo por hoy me cansé de pensar y mirar embobado a la pescadilla que se muerde la cola no soluciona nada.

No hay comentarios: