Nunca sabes lo que la vida te
depara, a veces estás arriba, a veces estás abajo. Independientemente de dónde
te encuentres lo que se supone que debes hacer es seguir ahí, sin importar las
vueltas que puedan dar las cosas.
Poco a poco me he encontrado de
nuevo y, mientras eso sucedía, todo ha vuelto a cambiar. De tener un trabajo a
estar en el paro, de mantener mi cabeza en los estudios a no tener que
estudiar. Todo en la vida cambia, el truco es aprender a lidiar con esos cambios
y mantener tu esencia. Pese a todo, al final del día estamos solos y, es por
ello, que lo mejor que podemos hacer es encontrar ese sitio en el que estar
bien con nosotros mismos.
He encontrado el equilibrio. Creo
que realmente se trata más bien de una posición de aceptación. Según se mire
puede que de la imagen de que estoy pasando de todo pero, creedme, no es así.
Tengo mil preocupaciones, y mil y un sueños que perseguir. He asumido que la
vida es como es y, aunque luches, hay cosas que no cambian. Esto, al contrario
de lo que pueda parecer, no implica que debas dejar que todo pase sin más, al contrario,
se trata de luchar, de estar ahí día a día y de perseguir aquello que quieres
pero, cuando algo no puedas alcanzar, tómate un respiro, analiza que estás
haciendo mal, y ve a por ello con más ganas.
Normalmente cuando alguien me
preguntaba qué tal estaba me limitaba a decir "estoy", como si eso
fuera suficiente. No sé qué me ha pasado pero he llegado a algo más, estoy,
pero no estoy mal. Quizás eso me acerque al estar bien, pero es algo que aún no
sé y tengo que descubrir. El caso es que estoy realmente a gusto con cómo están
las cosas. Podría indignarme, cabrearme o pasarlo mal, pero no puedo, me he
cansado y mi cabeza no da para más. Las acepto y, sin agachar la cabeza, sigo
hacia adelante. En algunos momentos se me va de las manos, por eso de que creo
que, cuando siento como si alguien fuera a hacerme daño, tan solo me aseguro de
hacerme daño yo primero y, de esa forma, el culpable soy yo, no otros. Es más
fácil lidiar con lo que hacemos que con lo que nos hacen. Quizás no sea lo más
sano pero, a día de hoy, es lo que mejor me funciona.
La vida es corta, debemos
aprender a disfrutar de ella y a soportarla, aunque a veces cueste. Una sonrisa
falsa es mejor que una cara triste y, si no puedes sonreír para ti, bueno,
sonríe para los demás. Lo agradecerán.