¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

sábado, 6 de octubre de 2012

Culpable




Te sientes solo. No es malo, no es un error, todo el mundo se siente solo antes o después. Intentas arreglarlo, remediarlo, conseguir esa compañía que necesitas para sentir que si quisieras no estarías solo. Esa necesidad de reconocimiento, descubrir que, sí quieres, alguien puede quererte, aun que solo sea durante unas horas.

Es efímero y lo sabes. Vas a seguir solo sin importar las consecuencias. Habláis, sin necesitarlo, es una mera formalidad, algo que te recuerda que eres humano, que no son solo tus instintos. Te mientes. La conversación no importa, es banal, no trata de nada y trata de todo, no te importa, la persona que tienes al lado es lo de menos.

Lo sientes. Sientes como tu carisma no se viene abajo, eres consciente de que tu ego sigue intacto, esa necesidad de aceptación queda cubierta. No estás solo. Solo dura unos minutos, unos instantes efímeros, pero se mantiene. Sabes que no estás solo, no ahí tumbado, no perdido entre las sábanas.

A veces te sientes culpable. Con el tiempo... Dejas de hacerlo, lo aprendes, te has entrenado para ello y ya no duele. Es una necesidad animal, algunos dicen que solo se trata de sexo. Mentira. Se trata de sentirte deseado, de sentirte falsamente querido, es una necesidad a cubrir. No importa la gente que haya a tu alrededor, tu cuerpo y, más importante, tu mente lo requieren.

Pasan los días. Vuelves a sentirte solo. La historia se repite, decides no hacerlo, aceptarlo, afrontar la situación, asumir que realmente es temporal. Te lo repites. Estás solo, es tu elección. No importa, recaes. Necesitas sentirlo, quieres sentirlo, lo deseas. De nuevo palabras vacías y ese sentimiento que te recuerda quién eres, lo que realmente buscas.

El tiempo pasa y lo aceptas. Te das cuenta de tu error. Sí, estás solo y, en efecto, tú lo has decidido, pero esta vez es diferente. No te importa, sabes que estás solo porque quieres, siempre lo has estado, pero ahora lo sabes con certeza absoluta. Te rindes. Tus deseos no te ganan. Ésta vez no habrá conversaciones vacías, nada de deseo desenfrenado en los brazos de algún desconocido. No lo necesitas. Te tienes a ti.