¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

martes, 21 de junio de 2011

Increíble


Hace no demasiado leí un artículo en el cual se especificaba que el cerebro tarda menos de medio segundo en enamorarse. A lo largo de mi vida habría negado ese hecho por imposible, hasta que te conocí a ti, y ahora, justo cuando ha pasado un mes desde que estamos juntos, me paro a analizarlo y me doy cuenta de que es así, que no llegue a necesitar ni medio segundo para enamorarme de ti pero que tardaré toda una vida en dejar de quererte.

Todavía sigue siendo un poco increíble para mí cuando me paro a pensar fríamente en como hace unos meses te veía a través de una pantalla y cargado con mis dosis de elocuencia, locura y cierta determinación te llamaba guapo, sin más. Porque lo eres, porque me lo pareces y porque me daba la gana. Sin preocuparme de que pensaran las demás personas que había allí con nosotros, simplemente te llamaba guapo. Nunca pensé en ese momento lo que pasaría tiempo después, como nuestras vidas se entrelazarían y como terminaríamos juntos. Jamás me paré a plantearme cuan profundamente habías calado en mí. Como habías conseguido llegarme en aquel momento y como, de alguna manera, con solo conocer tu existencia habías empezado a crear sentimientos dentro de mí.

Tiempo después no volvimos a saber demasiado el uno del otro hasta que tú al verme mal apareciste. Según me contaste lo hiciste porque no podías verme mal, no a mí. No sabes cómo me pudo encantar que me dijeras esa frase, cada vez que pienso en ella sonrío y tiemblo emocionado porque de alguna manera, yo tampoco puedo verte mal a ti, y no espero otra cosa que no sea hacerte feliz.

Desde aquel día seguimos hablando hasta que yo, enajenado mental como estoy, decidí ir a conocerte, lo necesitaba, te necesitaba y así lo hice. Quiero que sepas que jamás me arrepentiré ni podré olvidarme de cuando te vi allí de pie, sonriendo nervioso al verme, y aún menos olvidaré lo que sentí cuando nos abrazamos, como si por fin hubiera encontrado lo que tanto tiempo hubiera estado buscando sin esperanza. Ese día te encontré y cuando nos besamos, no fue más que la confirmación de que te había encontrado y ya no te dejaría escapar.

Todo esto nos lleva al punto en el que estamos ahora. Ya no eres alguien detrás de una pantalla, ahora eres parte de mi vida. Te he tenido a mi lado y solo sé que tengo una sentencia clara: jamás me arrepentiré de haberte conocido, mucho menos de tenerte a mi lado y, dentro de lo posible, de intentar hacerte feliz y hacerte sonreír. Es increíble que de ser ese al que halagaba hayas pasado a ser el mismo que me aporta todo lo que necesito, que me haga sentir tan bien, que haga que quiera pasar el resto del tiempo a su lado. Tampoco me creo todavía como de una situación así hemos podido terminar en donde estamos ahora, contando los días que nos quedan para volvernos a ver. Es increíble.

Pero todo esto se queda en nada si te ponemos a ti compensando la balanza, y es que espero disfrutar de ti tantos meses como mi cerebro no llegue a alcanzar contando, porque tú sí que eres increíble.

viernes, 3 de junio de 2011

Esperanza


Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y creo, por lo que he podido experimentar, que realmente es cierto. Es lo único que hace que nos mantengamos en pie, que continuemos adelante: la esperanza de mejorar, de poder llegar a sentir de verdad, de poder sonreír, de poder vivir, de ser feliz.

Hay multitud de situaciones que nos harán sentir desgraciados en distinto grado. Sin embargo al final siempre queda algo en el fondo, la esperanza de que tras eso algo bueno vendrá. Esto me lleva a otra verdad que parece ser indudable, algo relacionado directamente con el amor. Nunca debemos de perder la esperanza de que aparezca pero tenemos que tener muy en cuenta que, en tanto que lo busquemos no aparecerá, pues acabo de experimentar en mis propias carnes como el buscar no sirve de nada, cuando te detienes aparece y, sin darte cuenta, te coge con sus brazos y cual dios Morfeo te introduce en un sueño del que no quieres despertar y, con suerte, no despertarás nunca.

Durante mucho tiempo he estado buscando el amor, buscando a esa persona que me complementase, que me hiciese antes que nada sonreír, que me aceptara como soy, que le gustara cada parte de mí y que cada descubrimiento nuevo de mi personalidad más que alejarlo lo acercará a mí. Me he pasado demasiado tiempo desperdiciado buscándolo y he llegado a una conclusión al final: Todo es tiempo perdido cuando buscas. Nunca debe de perderse la esperanza de encontrarlo pero tampoco debe buscarse pues, si lo buscas, obligas a tu corazón a auto engañarse y, al final, siempre sale mal pues los sentimientos que creas son falsos.

Es por eso que cuando paras, cuando te detienes, sin darte cuenta un día aparece esa persona, la persona. La que a diferencia de las anteriores te enseñará lo que es el querer, comprender y entender. La que le dará un nuevo significado a la palabra de amar y la que si el tiempo quiere, cada día que pase más querrás y más te querrá. La misma persona que solo con saber que está bien te hará dichoso, que cada alegría suya te alcanzará a ti, la que nunca te cansarás de escuchar y la que junto a ti mirará con cierto temor la foto del futuro, la foto en la que ahora salís juntos.

Tras una época un tanto oscura eso es lo que ahora me mantiene en pie, la esperanza de que saldrá bien, de que dentro de unos años te podré mirar a la cara y sonreiré con todo lo que hemos pasado, que aunque esté mal me dirás dos palabras y todo se calmará. La esperanza de ser feliz, de algún día ser feliz a tu lado.