¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

sábado, 23 de abril de 2011

Gente


Asómate a la ventana y, si es una hora decente, mira atentamente que puedes ver. Son personas. Esos individuos que pueblan el mundo, que están a tu lado, que te acompañan en este viaje que es tu vida y que estarán ahí incluso cuando la muerte te alcance.

El mundo está repleto de seres que, al igual que tú, buscan ser encontrados. Muchos de ellos podrán fardar de estar bien solos y de no necesitar a nadie mientras que otros anhelaran con cada fibra de su ser el encontrar quien les acompañe en su viaje. Aunque se trate de dos extremos y haya muchos puntos intermedios esto me lleva a tener una cosa clara: todo el mundo necesita a alguien, y no necesariamente se trata de amor. Como seres humanos que somos tenemos la necesidad de socializar y, por lo tanto, de compartir nuestra existencia con otros. El caso es: ¿que nos lleva a permitir a alguien entrar en nuestra vida, juzgarnos e incluso ayudarnos a tomar decisiones difíciles?, o aún mejor: ¿Que nos lleva a impedir que ciertos individuos se acerquen y a apartarlos de la otra gran multitud de gente a las que permitiremos acercarse? En esta vida interactuamos con multitud de personas, pero muy pocas son las que pueden llegar a marcarnos y a formar parte de nuestros recuerdos.

Como siempre he dicho mi infancia no fue buena, estuve solo en cuanto a amigos y solo podía contar con mis familiares. Por suerte o por desgracia son los que me enseñaron a seguir adelante. Algunos no me entendían y siguen sin hacerlo, otros me mostraron su apoyo y cada día que pasa les tengo más aprecio por mostrar cómo me valoran.
De aquí pasamos al gran cambio en mi vida que fue mudarme a Madrid. En esta ciudad descubrí que los lazos familiares a veces son grandes pesas con las que tenemos que cargar pero que una vez te liberas de ellas la sensación de volver a respirar es capaz de reanimar tu alma y empujarte a vivir con más fuerza. Fue en esta ciudad en la que conocí a la mayoría de personas que pueblan ahora mi vida o que han conformado a la persona que yo soy con solo el mero hecho de pasarse por ella: Gente que no volveré a ver nunca pero que dejaron huella en mi vida, otras personas que intentaron marcarme pero no pudieron, personas tan parecidas a mí que se asemejaban a intentos vacuos de mi personalidad y a las cuales alejo de mí sin sentimiento de culpa alguno e individuos a los que he llegado a querer, porque sí, a los amigos puedes llegar a quererlos y, por las razones que sea, yo tengo varias amigas a las que quiero y, aun que suena fuerte, necesito saber que están bien para seguir sintiéndome completo.

El mecanismo que mueve nuestras relaciones de amistad es la afinidad emocional. No se trata de gustos, pues he llegado a odiar a gente tan seriéfila como yo, si no de maneras de pensar. Según conoces a más personas te creas esquemas mentales de ellos de forma involuntaria. Analizas sus reacciones, su manera de afrontar el mundo y su manera de pensar, a partir de esas cosas te acercas más a ellas o te alejas. Muchas te sorprenderán haciendo que te aproximes más, otras simplemente impedirán el seguir relacionándote y otras te crearán la falsa esperanza de llegar lejos cuando es mentira. Seguidamente sigues creando lazos con ellos hasta que descubres otro elemento clave, la comprensión. Es lo que todos buscamos cuando se trata de amistad, buscamos a esa persona que sea capaz de entender tus reacciones ante la vida y tus elecciones, que no juzga lo que haces si no que te apoya independientemente de lo mal que pueda ser visto por el grueso de la sociedad. Finalmente el ciclo se cierra cuando pasas a importarle a esa persona y ella te importa a ti. Hace unos meses descubrí que quería a mi mejor amiga por algo que me dijo: Todos los chicos que te quieran y que lo demuestren van a ser guapos para mí, pero ya puede aparecer el tío más bueno del mundo que, como vea que te quiere hacer daño o te engaña, voy a verlo como un feto malformado e intentaré por todos los medios que tú lo veas igual.

Porque la amistad se basa en eso, en importarle a alguien y que alguien te importe tanto como para protegerlo aún a riesgo de perderlo. Es como la frase de "el amor de mi vida nunca me abandonaría", exactamente igual "un amigo de verdad no temería perderme al llevarme la contraria, pues nunca le dejaría".


P.D: Gracias a esas personas que componen mi mundo de verdad y en las cuales tengo plena confianza, especialmente a mis dos Andreas y, sobre todo a ti, Cris, mi rubia.

domingo, 10 de abril de 2011

Fragmentos de personalidad



Cada persona es única. Toda la vida se basa en intentar destacar como personas, no ser uno más de la gran masa viviente, intentar diferenciarse. Llevo unos días planteándome esto y creo que he encontrado una respuesta: Todos somos diferentes.

Nuestra mente es un cúmulo de experiencias y sensaciones que nos han tocado vivir y que han hecho que seamos como somos. Muchas personas hemos vivido similares cosas, y ya el hecho de, por ejemplo, vivir en el mismo siglo, hace que compartamos vivencias, hace que nos igualemos. ¿Qué es lo que nos hace distinto? La diversidad de experiencias concretas. Cada persona vive determinadas situaciones que van conformando su personalidad. Normalmente vemos la personalidad como una, pero. ¿Qué sucedería si la observáramos como un cúmulo de personalidades?

La mente de cada persona está conformada por una multiplicidad de individuos que, juntos, conforman a la persona que habla. Todos los individuos han vivido las mismas experiencias, y serán las que más hayan marcado a cada parte de la personalidad las que definan las características principales de esa persona. Esta es la esencia que hace que nos diferenciemos del resto, el hecho de darles más capacidades a las partes de nuestra personalidad que más nos gusta experimentar. Algunas personas son más bondadosas, porque esa personalidad es la que les protege, la que ellos han decidido explotar, otras son más malévolas, no tienen ningún inconveniente en hacer el mal, y no es que no les cueste ni les moleste, es que no han desarrollado otras partes más empáticas de su persona como para sentir lo que hacen. Podría pasarme horas enumerando personalidades basadas en hechos de nuestra vida, en cosas que nos han marcado, han surgido y nos han convertido en lo que somos.

Respecto a mí y éste tema solo sé que ahora mismo me estoy perdiendo. La multiplicidad de personalidades que me conforman están en plena discusión por ver quién sale victoriosa. El caso es que yo me estoy cansando de todo, de esta situación que más que mi vida parece la del protagonista adolescente de una serie de 18 años. Quizás me lo haya buscado pero el caso es que no se salir de ella.

En estos momentos pienso en abandonarme, en dejar que alguna otra personalidad dominante tome el control, como mi personalidad cabrona o como mi zorra: Las grandes pensadoras, las que no temen ni a la soledad ni a las consecuencias.